- Fagin -dijo el carcelero.
- Heme aquí -contestó el judío, volviendo en sí-: yo soy un viejo, milord, un pobre viejo.
- Aquí tiene usted dos personas que le quieren hacer algunas preguntas. ¡Fagin! ¡Fagin! ¿Es usted un hombre?
- Ya no lo seré dentro de poco -replicó el judío levantando la cabeza con expresión de rabia y de terror-. ¡Maldición sobre todos ellos! ¿Qué derecho tienen para quitarme la vida? (Charles Dickens, Oliver Twist. Cap. 51. Traducción de José-Félix).
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