martes, 12 de octubre de 2010

¿Ficciones?


FICCIÓN CUARTA:

Cartas VIII y IX:
La carta siguiente viene firmada por Doña Miguela González Medina, con fecha de 15 de octubre de 1912. Va dirigida a Doña Angélica Medina Arteaga. Miguela o Miguelita había nacido en Medina del Campo en el año de 1889, casóse en 1910 en Valladolid con Don Fernando Martín Hidalgo, natural de la misma capital castellano-leonesa. En mayo del año siguiente les nacerá una hija, Angélica Martín González. Don Fernando y Doña Miguela o Miguelita habrán de morir en Buenos Aires: en 1954, él, y seis años más tarde, ella. Nunca volverán a España. De esta carta sabemos porque, por circunstancias desconocidas, acabó llegando a manos de Doña Enriqueta Juárez Medina. Disponemos de los siguientes fragmentos.
Fragmento número uno:
Querida mamá:
Ya llegó la hora de embarcar. Pero no debe usted preocuparse por nosotros, estamos bien, y sabemos que pronto, en tres o cuatro años, volveremos a casa. Aún no hemos zarpado y ya echamos de menos Las Delicias y eso que es un barrio nada bonito.
(...)
Fragmento número dos:
(...) en el puerto ha amanecido nublado y frío. Estamos en una cafetería esperando a que zarpe el pesquero que nos debe enganchar con el buque que nos lleva al “Nuevo Mundo”. ¿Se da cuenta, madre? El “Nuevo Mundo”. Esto es lo que Fernando necesita, un sitio en el que empezar de nuevo su vida. La situación en la Central eléctrica era insostenible y los puestos de soldador ya no se cubren desde hace meses. Adonde vamos hay trabajo de sobra. Ya le hemos pagado al enganchador y tenemos abonado nuestro peaje en tercera clase, lo que nos autoriza a ser recibidos como inmigrantes legales en la República Argentina: nada más llegar a puerto nos llevarán a un Hotel y nos alojarán por unos días, hasta que Fernando comience a trabajar. Yo no sé lo que haré, porque aunque me encuentro bien y me han contado que hay trabajo en el Servicio doméstico, la verdad es que ya me voy sintiendo bastante pesada. Parece que Angeliquita o Fernandito viene dando guerra.
(...)
Fragmento número tres:
No se preocupe, madre, que conocerá a su nieto más pronto de lo que cree. Dígale a padre que también lo echo de menos, que se cuide, que no se enfade más de lo necesario y que deje de meterse en problemas con los jefes de la Central, que no merece la pena, que no tienen remedio, que se calle, que aguante. Dele un abrazo, madre, de mi parte y de parte de Fernando, que también os quiere.
(...)
Fragmento número cuatro:
Este viaje es un comienzo, madre. Madre, que no voy a volver a tropezar, madre. Que no quiero que este nuevo paso sea un nuevo tropezón. Compréndalo, madre. No podemos seguir en Valladolid. (...) Cuídese, madre. Ponga en alto las piernas, no las fuerce. Y, si necesita algo, acuda a Enriqueta, que aunque está muy sola y lejos, es fuerte y les quiere. Hágame caso, madre.
(...)
Fragmento número cinco:
Estamos viviendo este viaje como si fuéramos el mismo Cristóbal Colón: tenemos el mismo miedo que él tendría o más, pero tenemos también las mismas esperanzas. El “Nuevo Mundo” es como una forma original y apetitosa. Desde que decidimos marcharnos nos sentimos más libres. Sobre todo Fernando, que no para de reír. Es muy nervioso, el pobre. Nos costó mucho tomar la decisión, pero... ¿Sabe, madre? A veces creo que no nos dábamos cuenta de los barrotes que nos rodeaban. Ahora nos sentimos más libres, porque hemos decidido y renunciado, decidido emprender esta aventura y renunciado a nuestras convicciones pasadas, de seguridad, de sujeción a usted y a padre, y a los padres de Fernando, de respirar un aire conocido. Esto es lo que nos ha hecho libres y, madre, más fuertes. Sobre todo Fernando, madre, sobre todo él, que no para de reír. Como él me dice todos los días: “vivir es luchar por ir más allá de los límites de mi horizonte, por ampliar las fronteras de mi mundo”. Ya sabes que es un intelectual, el pobre. Siempre está escribiendo y no ha llegado todavía a Buenos Aires y ya quiere que le publiquen un artículo en El Gallego o en El Almanaque de Galicia. Es incansable.
Fragmento número seis:
Dale muchos besos a padre.
Miguelita y Fernando, que os quieren.

Carta de Miguelita a Enriqueta, fechada a 15 de octubre de 1912. Igual que la anterior, estaba en posesión de la propia Enriqueta. Esta carta está completa:
Por favor, Enriqueta, cuida de mis padres. Enriqueta, tengo miedo, tanto miedo, que estoy loca. No sé qué me pasa, pero no entiendo nada. Me veo embarcando en un buque rumbo a un sitio tan lejano y tan diferente. Creo que no voy siquiera a superar el viaje. Pero Fernando es tan empecinado. Nada, que tenemos que irnos, que aquí, en Valladolid no hacemos nada, que la vida está más allá de las fronteras. Tú sabes cómo se pone. Y, yo, embarazada, preocupada. Tengo tanto miedo, Enriqueta, y en este muelle hace tanto frío. Cuida de mi madre, por favor, Enriqueta. Ya te mandaré dinero, lo que necesites, por favor, pídeme lo que necesites. Volveremos pronto, en cinco o seis años. Cuida de mi madre y cuídate tú, prima. Un abrazo muy fuerte y muchos besos.
P.D.: Me acuerdo mucho de tu madre.

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